Monday, July 25, 2011

Krutwig y la Cuestión Vasca


F. Krutwig “La Cuestión Vasca” (1966, libro inédito)

“Hemos visto que en los Estados burgueses de Europa occidental se da contenido jurídico a la noción de nación y nacionalidad, de forma que el primero viene a significar “conjunto de seres que viven en un Estado” y nacionalidad equivale a ciudadanía. En cambio en la terminología socialista nación es un concepto cultural, por el que se entiende un conjunto de personas ligadas por una serie de factores étnicos. (…)

Por etnia se entiende en Europa occidental un grupo humano que está caracterizado por un origen común y que tiene una lengua propia. Como en Europa occidental el triunfo de la burguesía de ciertas etnias (opresoras) es anterior al de Europa central u oriental vemos que las etnias opresoras han llegado a desnacionalizar en parte a las etnias oprimidas o frustradas. Esto no obsta para que la parte de la etnia que desconoce su lengua nacional, considere a esta lengua -que estos miembros ignoran-, ser la verdadera lengua propia. En este sentido, vemos que la alienación lingüística ha avanzado con el desarrollo de la burguesía, pero que justamente el deseo de una “re-nacionalización” (…). Para un pueblo nacionalmente oprimido, es imposible entrever otra posibilidad de liberación social que la que vaya unida a la liberación-nacional (…).

No hay duda que en nuestro caso la inclusión de Vasconia en los límites del Estado español o del Estado francés es evidentemente una violación del pueblo vasco, es un escarnio a la democracia, un insulto de los sagrados derechos de la humana criatura.

(…) Los hijos de las naciones opresoras tienen la maldita costumbre de condenar las justas reclamaciones de los pueblos oprimidos. Para ellos la única nación que tiene derechos dignos de ser respetados es la nación grande, la nación opresora. Lenin en cambio recuerda a los miembros de las naciones grandes su deber internacionalista, no sólo de respetar los derechos de los pueblos oprimidos, sino de compensar con una benévola tolerancia hasta los excesos.

Frente a esta justa posición de Lenin, ¡cómo destaca la posición chovinista del partido comunista (revisionista) español! Este es más españolista que la propia falange. Resulta que en el Estado español, la nación dominante, está durante siglos practicando una política de genocidio, de embrutecimiento nacional de catalanes, gallegos y vascos, aplicando, como todo imperialista, el principio de “divide y vencerás”… y los “comunistas” españoles siguen con la misma táctica. Los imperialistas españoles dividen a Vasconia, no ya solamente las dos mitades en que una frontera sobre el Pirineo corta a Vasconia en dos partes, sino que aun a cada lado. Así al Sur de los Pirineos, históricamente dividían a Vasconia en “Reino de Navarra” y “Provincias Vascongadas”, por no contar los territorios étnicamente vascos que fueron roídos a la unidad vasca. A los territorios de nacionalidad (etnia) catalana, los dividen en Principado de Cataluña, en Reino de Valencia y en Mallorca… y los comunistas, ignorando el principio de las comunidades, continúan con esa subdivisión imperialista hispana. Para ello evidentemente aducirán que en Valencia hay muchos que se dicen no-catalanes, olvidándose que este sentimiento antinacional de los propios nacionales es, únicamente, el producto de la política alienatoria, que desaparece con el primer despertar de los pueblos sojuzgados contra la alienación.

En el País Vasco, nos aducirán que “Navarra no votó el estatuto”, como si el Estatuto ha sido el hecho que determinase la existencia de la nación vasca o su autodeterminación, cuando el llamado “estatuto vasco-navarro” estuvo viciado por componendas de la política reaccionaria. De la Rioja, que pidió ser incluida en tal estatuto… en cambio ¡ni palabra!. Tampoco está delimitada la unidad nacional vasca por las fronteras de las provincias Vascongadas y Navarra, ya que muchos territorios limítrofes se consideran vascos. Pero de todo esto nada saben los social-demócratas imperialistas, ni los revisionistas. Ellos son, ante todo, hijos de la nación opresora… o alógenos alienados, desnacionalizados, que se han pasado de cuerpo y alma a la nación opresora (…)”.

¿Y qué hemos de ver nosotros en ese proletariado español que sigue los pasos de su burguesía y castas feudales? -¿de quién es la culpa sino de aquellos partidos que se dicen representar al proletariado? ¿Qué cuentos son ésos con que nos vienen ahora los comunistas revisionistas con que “autonomía” o “conciertos económicos”? El proletariado vasco no busca privilegios en el Estado español, busca únicamente igualdad de derechos, quiere su derecho de separación y hacer uso de ese derecho. No queremos autonomías, no queremos “estatutos”… queremos independencia, queremos ser dueños de nosotros mismos y acabar para siempre con el colonialismo en nuestra tierra.

En su conocido libro “Vasconia” (1962), dejó escrito Federico Krutwig:

“La idea de nacionalismo, tal y como nos es hoy familiar, nace con la Revolución francesa. Esta despertó el sentimiento de patria. No se quiere decir, ni mucho menos, que los pueblos no tuviesen anteriormente conciencia de su personalidad. Anteriormente, la conciencia nacional de los pueblos, no era una fuerza activa, no representaba ningún sentimiento dinámico. En realidad, sería más exacto decir que con la Revolución Francesa nace la dinámica nacional
Quien quiera que lea la historia de los vascos, verá que éstos han tenido en todo momento conciencia de formar un pueblo diferente”.

“La fórmula “zazpiak-bat” es un símbolo de un falso planteamiento del problema vasco y habla de estrechez mental (…) Desde el punto de vista nacional no se puede hablar de vascos y de gascones como de dos pueblos, sino más bien de la misma nación con dos idiomas. (…) En realidad se puede decir que todo el País Vasco ha sido parte integrante de la corona Navarra (…) Además de estos territorios correspondían al reino de Pamplona vastos territorios” y nombra Alto Aragón (al norte del Ebro desde Noguera Ribagorzana), Alto Ebro (Merindades), La Bureba, La Rioja, así mismo territorios del Moncayo con Tarazona y pide:

“La reinstauración de la Navarra histórica, desde el Garona a la cabecera del Duero, desde Santander hasta la Maladeta (Benasque, Huesca)”.

“Un movimiento nacionalista vasco sobre bases étnicas tendrá que reclamar, desde el punto de vista histórico, el restablecimiento de una Euskadi que incorpore la vieja Navarra y el Ducado de Vasconia (...) No cabe duda de que históricamente considerando, el futuro Estado libre vasco deberá comprender al sur de los Pirineos y al norte los territorios que correspondieron a la corona Navarra y Ducado de Vasconia (…) soberanías que en su origen son las mismas”.

“La República francesa usurpadora de la soberanía de Gascuña y Navarra, no puede alegar en justicia otro título que el de la fuerza bruta hecha mayor.
Por ello, la obtención del derecho de restauración del ducado de Vasconia será un hecho de armas…puesto que el detentador de la soberanía vascona no cederá a otras razones que las de fuego, los derechos pisoteados del pueblo vasco”

“Todo buen vizcaíno, guipuzcoano, riojano etc. que se diga nacionalista debería sentirse navarro y desear la restauración de ese estado en forma de República Vasca. (…) Es muy de lamentar que esta visión que seguramente nos hubiera llevado hace tiempo a la independencia vasca, siguiese en París un Gobierno diciendo defender un Estatuto ridículo, obtenido de un Gobierno republicano que sólo lo concedió a última hora y porque no tenía otra posibilidad ante la anarquía y el desorden que reinaban en el territorio español después de la sublevación militar del general Franco” (…) “En lugar de platear el problema vasco claramente sobre la necesidad del establecimiento de una República Vasca, que englobe a los territorios de Navarra y del ducado de Vasconia, se sigue defendiendo un estatutillo por política de poca categoría”.


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